Los cascos están hechos de materiales que pueden dañarse utilizando muchos de los detergentes que suelen encontrarse en el mercado.
Limpia el casco con agua tibia y jabón neutro, empleando un paño o una esponja suaves.
Al secarlo, ten cuidado de que el casco no se caliente demasiado, pues los revestimientos y el EPS pueden dañarse.
Deja que se seque a temperatura ambiente, nunca en proximidad de fuentes de calor, pues la temperatura elevada dañaría el material del forro y la calota interior.